No estoy de acuerdo en amar a medias, sin locura, sin pasión.
No quiero pinturas de tonos grises y amarillos pálidos, quiero escenarios de tonos vivos y fuertes.
Quiero escuchar la música vibrante, de ésa que te hace sentir hasta la última célula de tu cuerpo.
No quiero tener que reservarme un «te amo» por no sentirme segura, o por miedo a ser rechazada.
Deseo gritarlo a los cuatro vientos sin importar quien lo escuche o lo que piensen.
No quiero aguas tibias, prefiero agua fría o caliente.
Del intermedio sólo se siente el espacio vacío, y no quiero vacíos.
Quiero sentirme llena. Quiero besos ardientes, manos juguetonas.
No quiero distancia, quiero recogimiento.
Quiero poesía en las miradas, quiero saltos en el corazón, mariposas en el estómago y vértigos. Mucho vértigo.
De ese que te quita el aire y te obsequia vida.
No quiero un amor a medias, con reservas ni secretos.
No quiero un trecho, ni treguas.
No quiero silencios incómodos o palabras de relleno.
Quiero entusiasmo, quiero risas, muchas risas. De esas que te hacen llorar y hasta orinar.
Quiero verme a mí reflejada en ti y viceversa.
Quiero complicidad, quiero juego. Mucho juego. De ese que se juega mejor entre sábanas.
«El amor le pertenece a los locos, y yo nunca he sido normal».
No quiero un amor a medias, ni fugas, ni platónico.
Quiero un amor voraz y completo, real y sincero. Sin quebrantos, ni escasez.
No creo en el amor que se reserva y se oculta, que se asfixia y se condena,
no creo en el amor sin comprensión y sin respeto.
Quiero gritos de éxtasis en las noches y cómplices silencios en los amaneceres.
No quiero medias palabras, ni afectos cohibidos.
Quiero júbilo y empatía. Lo quiero todo o nada.
No estoy hecha para amores a medias… ¡a medias no!
Vane Oro
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