Él, ella

Él, no buscaba un amor de aquellos que se devoran con vehemencia,

de esos que llenan los vacíos hasta de otras vidas.

Solo buscaba un refresco, calmar un apetito. Deleitarse.

No considero que ella podía oír pasión en su voz y ver fuego en su mirada.

Fuego que la hacía arder de adentro hacia afuera.

Él, no contaba con que sus labios sabían a miel,

ni el encantamiento que ella dejaba atrás al mover sus viciosas caderas.

Él, no calculo lo extenso de sus negras cabelleras,

que se enredaban ligeramente con sus brazos evitándole escapar.

Atrapándole no solo su cuerpo, también su voluntad.

Él, no sabía que en sus ojos había magia y hoguera que lo hechizaban.

¡Y él no quería enamorarse, se rehusaba de hecho!

Pero no podía evitar sentirse ferozmente atraído hacia ella.

¡Y ella no quería perderlo, se rehusaba de hecho!

Entonces se entregó a él.

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Vane Oro