Una carta a mi ex esposo

Me canse de no quererte.

Hoy te miro a los ojos y me alegra no sentirte un enemigo.
Fueron muchos los días que quise borrarte de mi vida.
Tachar toda tu existencia.
Disolver cada recuerdo.
Cada vez que te miraba era un recordatorio de lo mucho que me dolió tu abandono.
Cada vez que te hablaba me irritaba tu risa de felicidad, que para mí era irónica.
Llegue a pensar que la vida era injusta porque te permitía vivir algo que se me había quitado.

Con el pasar de los días, de los meses y de los años comprendí que todo es justo.
Hasta lo más injusto tiene un porque.
Todo es para un bien común y con el único propósito de crecer.
Tomando así responsabilidad y parte activa en este ciclo de la vida.

Cada lágrima que derrame en tu nombre, me limpiaba.
Cada vez que le decía a mi corazón que debía aceptar las cosas tal y como fueron, me sanaba.
Como un mantra repetía “te perdono” una y otra vez.
Te envié cada pensamiento positivo que salía de mí.
Te bendije en mis oraciones.
Y te deseé la vida y el amor que te merecías.

Hoy luego de varios años, te puedo mirar sin recelo.
Ahora puedo ver tu alma, más no tu cuerpo.
Puedo entender tu caminar así como entendí el mío.
Hoy te considero un amigo, el que estabas destinado a ser.
Un aliado por la misma causa.

Me canse de no quererte,
Me canse de pretender que no me importabas.
Tal vez porque comprendí que del rencor solo queda la amargura.
Quizás porque queriendo se hace uno más fuerte.
Posiblemente porque me interesa más verte bien que arruinado.
Y ciertamente porque esté es el fruto que mis hijos cosecharan algún día. Porque esté es el legado y la enseñanza que les quiero transmitir.

Eso es lo lindo del querer propio, del querer sincero, que no se mide por lo que tú me puedes dar, sino por lo que yo sin pretender nada, te doy.

Te bendigo y te libero.

Namaste.

qhdkbaa