El tiempo es ilusorio además de mentiroso. Nos hace creer que tenemos más tiempo para hacer cosas, para ser felices, para conseguir el trabajo que queremos, para alcanzar metas, para declarar amores. Cuando en realidad no tenemos sino un instante. Un instante que requiere de una decisión. Un instante que puede ser eterno o puede desvanecerse entre las tinieblas del olvido. Los instantes que logramos capturar nítidamente, los que quedan grabados como una fotografía en alta definición, los que van conectados a muestras sensaciones y sentimientos, se convierten en una capsula robada en el tiempo. Esa que pasa a ser parte del espacio no tiempo. ¡Esas son mágicas! porque grabaron la esencia total y absoluta no solo de lo que se vio, también de lo que de olio, de lo que se saboreó, del sentimiento que produjo ese instante. Entonces ese instante en el tiempo paso a ser parte del universo entero, de lo eterno, donde tú eras con dios uno y el mismo.
Por eso no creo en realidad en el tiempo, porque el tiempo es dual. El tiempo es el espejo no tangible que nos permite ver el contraste de lo divino con lo físico, es la línea divisora invisible de lo que crees que eres, lo que crees que sabes, con lo que en realidad eres y sabes.
Si lo analizamos bien, notaremos que todo puede caber en un segundo y un segundo puede extenderse por una eternidad. Como en una sola mirada que puede decir más que mil palabras o un beso que puede demostrar el amor y la pasión de una vida entera o una caricia que tiene la capacidad de transmitir el sentimiento más oculto, más íntimo, en tan solo un instante.
En esta vida vamos caminando siempre de la mano del tiempo. La ilusión del tiempo nos hace determinar muchas cosas en nuestra vida. Nos pone parámetros, nos presiona a tomar decisiones a veces poniendo en riesgo nuestra propia felicidad. Nos hace sentir apurados, y cuando no llegamos a nuestros objetivos, nos hace sentir defraudados. Determina para dónde vamos, cuando vamos, cuánto tiempo nos vamos a demorar ahí. Muchas veces hasta lo que decimos depende del tiempo. Lo que debería ser nuestro aliado a veces termina siendo todo lo contrario, nuestro enemigo. Sin embargo, ¡el tiempo en realidad es imaginario, es ficticio, no existe! Forma parte de una realidad alternativa. Nosotros podemos controlarlo, en ocasiones acelerarlo y en otras retrasarlo. El único tiempo que si existe y es constante es el ahora, el ya. Solo existe este mismo instante. El cual puedes inmortalizar en una capsula en el tiempo o dejar perder en la neblina de tu mente.
¡La mente es algo maravilloso! les cuento una pequeña anécdota. Tan solo hace dos días en la noche, durante una tormenta con aviso de tornado, luego de que se va la luz y me quedo a la luz de una vela encendida encima de la mesita al lado de mi cama. En ese instante en el que no hay nada que me distraiga más que el ruido de la lluvia, recuerdo a una persona, pero en especial un momento. No sé porque ese escenario que estaba viviendo me llevo a esa capsula en el tiempo, pero me hizo volver a vividlo al punto de erizarme los bellos de mi piel, de sentir escalofrió por mi espalda. Tan solo cerré los ojos y me transporte a un instante que quedo grabado en lo más profundo de mi mente, intacto. Pude oler la sal del mar, sentir la brisa y oír las olas que pegaban contra las rocas, acariciar una mano y sentir un abrazo que venia del alma. Me renovó, fue como montarme en una máquina del tiempo y viajar a ese instante.
Hay pocos instantes en esta vida que nos hacen suspirar tan profundamente como ese me hizo a mí. Son demasiado especiales, demasiado inolvidable. ¡Son mágicos! y es por esos imperecederos instantes que vale tanto la pena vivir.

Reblogueó esto en EL ECO DE TUS PALABRAS.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias! 😊🙏🏻
Me gustaLe gusta a 1 persona
A ti. Es un placer. Besitos
Me gustaLe gusta a 1 persona