¡Nada como tu café!
Ese que me sirves el domingo en la mañana, luego de una larga noche de besos, caricias traviesas y juegos incitantes.
Lo prefiero caliente porque me provoca tomarlo despacito, saborear cada sorbo.
No como tú que lo prefieres frió, no te gusta quemarte la boca, así no lo puedes disfrutar – eso dices.
Aunque me queda la duda, si es que no te gusta o quizás es que en realidad lo que disfrutas es morbosearme mientras yo me tomo el mío. Porque te sientas enfrente de mí mientras se enfría el tuyo, con esa mirada que te delata, la misma que haces cuando me ves sentada con las piernas entre cruzadas encima del banco, tan solo cubierta con tu camisón.
Y cuando te llevas la taza a tu boca, y me sonríen tus ojos y me hablas y me confiesas lo que sientes sin pronunciar palabra. ¡Si! así es como me gusta a mí tu café.
De hecho no hay nada como Él.
¿Existe algo mejor que un café un domingo por la mañana acompañada de alguien? ❤
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¡¡Totalmente de acuerdo!! 😀 XOXO
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