Había leído de este tipo de amor antes.
Lo había soñado, fantaseado, idealizado.
Pero nunca lo había hallado,
por lo menos no de una manera completa.
De repente llego y me llevo como un huracán.
¡Boom! Colisión de cosmos y quede viendo estrellas.
Y de pronto me encontré amando así,
con furor y ternura a la vez
con ganas de comerle la cara a besos
y lamerle desde el cuello hasta los pies.
Así, con vicio y hambre atrasada
con apuro de amar y ser amada
con aquella adoración solemne
que solo reconocen las células como el más dulce néctar
en donde todo se mezcla, se une y se adhiere con afición
Como el yin y el yang
dos energías opuestas pero totalmente compatibles
que se necesitan y se complementan
lo suyo y lo mío siendo lo nuestro.
En un encuentro de cuerpo, alma y espíritu.
Una danza cósmica, conexión kármica, comunión sagrada.
¡Algo así es! ¡Algo así se siente!
Estimulando todos mis sentidos,
haciéndome perder por segundos la razón,
abismándome al bliss de su amor y su pasión,
asimismo ocasionando una ingente dulzura en mí.
Cuando me mira a los ojos puedo ver el universo
y cuando me toca, sentir la fogosidad del erebo.
Aquella pasión sin comienzo ni final,
aquel amor donde puedo ser libre, pero totalmente suya.
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