Me enamoro todos los días,
de personas con las que me cruzo por la calle, y con las que comparto algo,
una comida, una palabra, una mirada.
De personas que quizás no vuelva a ver jamás,
o, ¿quién sabe?.. tal vez se enamoren de mí también y quieran quedarse por un tiempo.
Me enamoro todos los días,
de las sonrisas genuinas y de las miradas profundas.
De los besos en la mejilla que sueñan con estar en la boca y aun así no la tocan.
Me enamoro de la sencillez y la humildad de quien tiene mucho más de lo material.
Me enamoro de la verdad en la palabra y la energía en la intención.
Me enamoro del coraje de quien se ve perdido y se busca hasta encontrarse.
Me enamoro de quien te hace reír cuando solo te quedaban ganas de llorar.
Me enamoro de la mano que te seca las lágrimas y te ofrece el hombro.
Me enamoro y me vuelvo a enamorar una y otra vez de los seres auténticos,
de los que no le temen a la vida, de los que no le temen al amor.
Una y otra vez porque el corazón solo sabe sentir el latido de otro corazón cuando es sincero.
Me enamoro para dejarme invadir de esa magia, así sea por un instante.
Porque eso es precisamente lo único que toma enamorarse, un instante.
Precioso, sencillamente hermoso!
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Laria, viniendo de ti me honran mucho tus palabras, gracias! 🙂 No veo la hora de leer tu libro y de mostrárselo al mundo!
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