36 Primaveras

Ayer cumplí treinta y seis años de vida, treinta y seis años que me han enseñado muchas cosas, algunas de las que he aprendido me gustaría compartirlas con ustedes…

Como por ejemplo que el amor no siempre llega a tiempo, ni siempre se queda el tiempo que deseamos. Sin embargo hay que vivirlo, sentirlo y disfrutarlo mientras dure.

Que el mantener la esperanza del amor nos ayuda a seguir luchando, a seguir adelante.

Me ha enseñado que no todo lo que se pierde es malo, ni todo lo que se gana siempre es bueno.

Que las lecciones más dolorosas son las que te dejan las mejores enseñanzas en la vida.

Que más pesa una mirada y un beso que una palabra.

Que un abrazo tiene el poder de levantarte del suelo y de ponerte a volar.

Que más hiere la indiferencia y el desamor que un insulto o una cachetada.

Que la confianza y la lealtad son más frágiles que la cascara de un huevo, cuando se rompe es muy pero muy difícil repararlo.

Que se demora uno construyendo algo una vida entera y en sólo un minuto puedes destruirlo todo.

Que una acción tuya por pequeña que parezca también puede cambiarle la vida alguien por completo.

Que lo que se hizo, se hizo y no se puede deshacer.

Que cuando se rompe un corazón por más que le pegues los pedazos la grieta siempre queda.

Que un lo siento genuino, no arregla las cosas pero si alivia un corazón triste.

Pero lo más importante que he aprendido es que en el corazón sólo cabe lo que tú permitas que quepa. Que solo cosecharás lo que tú quieras cultivar en él.

Así que este año doy gracias al universo que me ha ayudado a limpiar mi corazón, a sentir amor por cuanto ser se me crucé por el camino, a perdonar las faltas de los demás y las mías propias. Me siento tan agradecida, tan bendecida de tener la familia y los amigos que tengo. De recibir el apoyo que ellos me han dado y me siguen dando.

Los honro y los bendigo.

Gracias infinitas por está gran lección que es la vida. ❤

Namaste

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