Te quiero como un pájaro quiere su nido, necesario para descansar y alimentarse sin peligro de predadores, pero móvil y errante, sin obstáculos que le impidan volar.

Te quiero como la flor quiere el sol, que crece mirándole, nutriéndose de él, pero aun pegada de sus raíces al suelo.

Te quiero como un músico quiere su guitarra, que le acompaña siempre, es casi parte de su propio cuerpo y así la siente. Con ella crea encantadora música, se deleita y aprende. Y cuando quiere entregarse al juego del amor, con cuidado la pone a un lado por un momento, siempre volviendo a ella.

Te quiero como quien ama las mariposas, sabe que puede ver su belleza, sus colores, su danza por el aire, que a veces puede acercarse e incluso posarse en su mano, pero difícilmente la podrá atrapar y si la atrapa ella posiblemente morirá, así que no lo hace.

Te quiero como la orilla del mar que toca la arena, que la rosa y la acaricia, que se aparta cuando se agita y se acerca cuando está en calma. Siempre extrañándola, inevitablemente regresando la marea.

Te quiero como un poeta quiere a su musa, con admiración y con anhelo, con nostalgia y remembranza, con vida y libertad.

Ya ves, así es como te quiero porque no sé cómo no quererte. Así, sin tiempo ni ataduras.  Y si bien transiten los años te seguiré queriendo, aunque te siga sintiendo cercano pero estés ausente.